El Barroco es un período artístico que se sucede en los siglos XVII y XVIII. En esta época la música será utilizada por las monarquías absolutistas para engrandecerse frente al pueblo.
Por otra parte, la música religiosa responde a los planteamientos de la Contrarreforma que había promovido el Concilio de Trento y de la Reforma Luterana, cuyo máximo exponente será la música de Juan Sebastián Bach.
La música barroca es música de contrastes tímbricos, melódicos, rítmicos, etc. En España florecen la Zarzuela y la Tonadilla. Los instrumentos se perfeccionan y los compositores ensayan nuevas combinaciones y posibilidades sonoras. La armonía se hace más amplia y más rica, y poco a poco se va renunciando a la idea de que la armonía era una relación matemática.
En este periodo se definieron nuevas formas musicales que serían básicas en la evolución posterior de la música como la sonata, la sinfonía o el concierto con solista.
En Francia la ópera triunfa de la mano de Lully y se va definiendo una escuela nacional. Este género musical también tenía sus estrellas, sus monstruos sagrados que arrastraban a las masas, pero de una especie muy particular: eran los castrados, o castrati, que conservaban el timbre agudo y la tesitura elevada de un muchacho con la potencia respiratoria de los adultos. En el siglo XVII, la fabricación de castrados se había convertido en un arte completamente instaurado en las costumbres italianas. Se castraban entre los nueve y los trece años a los niños cuyas voces infundían esperanza.
Los instrumentos más característicos del Barroco son la familia de cuerda de los violines, que sufren una gran transformación. Varios de los instrumentos del Renacimiento dejaron de usarse. No obstante, permanecieron: la trompeta, el trombón, la flauta, el órgano, el arpa, el clavicémbalo; y todos se perfeccionaron. Los nuevos son: la familia del violín, el oboe, el fagot, el timbal y la guitarra.
Compositores.- Dos grandes escuelas predominan en Europa durante el Barroco, la italiana con Vivaldi, Corelli, Torelli o Monteverdi; y la alemana, dominada por la figura de Johann Sebastián Bach, pilar sobre el que se cimienta todo el arte musical posterior.
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